Hace un par de semanas se publicó en prensa la noticia de
que Jesús Tomillero, un árbitro de fútbol andaluz, que sufrió insultos tras haber
reconocido su homosexualidad hacía dos meses. A pesar de haberse planteado
abandonar su profesión han sido pocos en el mundo del fútbol los que le han
expresado su apoyo.
Esto me hace pensar que la libertad sexual que reclamaban
los hippies en los años 60, y que supuestamente está protegida por nuestra
Constitución, en la práctica no es real. ¿Por qué hay tanta diferencia entre
unos campos y otros de la cultura? Por ejemplo, en el cine, teatro, danza,
moda, etc., no está tan mal vista la homosexualidad. Sin embargo, en el
ejército y en el deporte, sobre todo fútbol y juegos similares, parece que es
un delito. Quizás sea porque el “hombre” está demasiado presente.
El fútbol como ejemplo, es especialmente practicado y visto
mayoritariamente por hombres. Si alguien nos pidiera una lista de futbolistas,
prácticamente nadie incluiría una futbolista femenina. Hay muchos más hombres
en sus juntas directivas, se les da mucha más importancia a los equipos
masculinos, sin contar con las cantidades astronómicas que cobran los jugadores
y las que se pagan por pasar de un equipo a otro.
Desde mi punto de vista, a este chico no se le debería
juzgar por su tendencia sexual, sino por el trabajo que realiza. Nadie tenemos
por qué llevar una etiqueta que ponga lo que somos, porque nos tiene que dar
igual lo que sean los demás, sólo valorar su trabajo y no la vida personal. Creo
que en concreto al fútbol le queda todavía un largo recorrido en ese aspecto.
Isabel Cabañas Bógalo 1º Bach-B
Menos mal que al menos hay aún gente a la que no se le va la cabeza con ese tema como Iker Casillas, Grande!
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