Bien, el primer caso es que durante la Gran Depresión, las familias que no tenían hogares vivían, si es que a eso se le puede llamar vivir, en unos asentamientos irregulares llamados Hooverville.
Tienen este nombre debido a que el Presidente de los Estados Unidos en el momento era Herbert Hoover y, supuestamente, dejó caer al país en la recesión. El término fue acuñado por Charles Michelson, jefe de publicidad del Comité Nacional Demócrata. El nombre Hooverville también se ha utilizado para describir los campamentos que se encuentran comúnmente hoy en día en América.
Estos asentamientos se formaron a menudo en terrenos vacíos y por lo general consistían en tiendas y chabolas pequeñas. Las autoridades no reconocen oficialmente estos Hoovervilles y en ocasiones eliminan a los ocupantes por entrar sin autorización en tierras privadas, pero eran tolerados o ignorados con frecuencia por necesidad. Algunos de los hombres que se vieron obligados a vivir en estas condiciones poseían las habilidades de construcción y fueron capaces de construir sus casas de piedra. La mayoría de las personas, sin embargo, recurrió a la construcción de sus viviendas de madera de las cajas, cartones, trozos de metal, o cualquier otro material que estaban a su disposición. Por lo general, había una pequeña cocina, ropa de cama y un par de utensilios de cocina sencilla.
Hooverville en Central Park, Nueva York.
Niños viviendo en una Hooverville, en el cartel de abajo se lee algo así como: Los tiempos duros siguen entre los que vivimos en Hoovervilles.
Estas Hoovervilles pueden ser comparadas con las favelas brasileñas.
Bien el segundo caso, y me parece el más curioso, es que el famoso mafioso Al Capone, mira que pedazo de rima me ha salido ahí, gracias a el se le puso fecha de caducidad a la leche. Bien, para indagar un poco más en el tema, hay que remontarse a la Gran Depresión del 29. Su compleja personalidad era vista en Chicago como una especie de Robin Hood moderno. De hecho fue el primero que abrió cocinas económicas para alimentar a quienes no disponían de recursos durante la Gran Depresión. En ellas se servían gratuitamente tres comidas diarias, con el fin de asegurarse que cualquiera que hubiera perdido su trabajo pudiera alimentarse. Pronto todas las ciudades del país lo imitaron. No sólo eso, sino que él mismo acudía en ocasiones a servir las comidas, y se calcula que mantener las cocinas abiertas le costaba miles de dólares a diario.
Gente haciendo cola para entrar en uno de los comedores de Al Capone
Al parecer un familiar cercano de Al Capone, probablemente un niño, enfermó por consumir leche en mal estado. Esto le hizo fijarse en el negocio de su venta y distribución, que por cierto tenía un caracter bastante oscuro, como a él le gustaban los negocios.
Lo que no le debía gustar era ver a la gente enfermar y morir por consumir productos caducados. Además, con el cercano fin de la prohibición le pudo parecer que la leche era un buen negocio en el que emplear la flota de camiones que le iban a sobrar. Así que compró una planta procesadora de leche llamada Meadowmoor Dairies, y consiguió que el consejo de la ciudad aprobase una ley exigiendo que todas las botellas de leche llevasen una fecha de caducidad estampada.
Aquí una comparación, en la serie Los Simpsons, en la foto de abajo, el mafioso Tony el Gordo también comercializó su propia leche. Y en la siguiente fotografía, una botella vintage de la marca original de Al Capone.
Me parecían dos cosas bastantes curiosas que contar, de las cuales las de Al Capone, sin él, quien sabe, ¡todos enfermaríamos por tomar leche!
Alejandro Serrano Aparicio, 1º A Bach
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