Algunas mujeres lucharon hasta tal punto que pusieron en juego sus propias vidas, nosotras tenemos ahora lo que tenemos gracias a esas mujeres que se atrevieron a decir basta y plantar cara para conseguir lo que todos por naturaleza merecemos y de lo que se les privó solo por ser mujeres.
Como estudiamos en la evaluación pasada ya en el siglo XVIII empezó la lucha por esos derechos con La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana a cuya autora, Olympe de Gouges, le costó la cabeza.
Pero a pesar de eso las mujeres no se rindieron por mucho que fueran reprendidas, maltratadas, humilladas o insultadas.
Por lo quería hablar de un suceso del siglo XX llevado a cabo por una sufragista, Emily Davison, fue una destacada militante del movimiento feminista que a principios del siglo XX, encabezado en Gran Bretaña por el Women's Social and Political Union (las llamadas sufragistas), luchó por el reconocimiento del derecho del voto de las mujeres. Para ello protagonizó algunos actos terroristas contra edificios públicos sin ningún daño personal. Detenida y condenada varias veces, Davison realizó múltiples huelgas de hambre en prisión. En un acto de máxima protesta se tiró por una escalera sufriendo graves lesiones espinales, unos cables la salvaron. Una vez recuperada y convencida de que la causa necesitaba una acción determinante, el 4 de junio de 1913 se interpuso ante el caballo Anmer, propiedad del Rey George V, durante la disputa del Derby de Epsom, adentrándose en la pista en la bajada de Tottenham Corner.
La intención de Emily no era la de suicidarse sino que su objetivo era la de detener al caballo y colocarle una bandera del WSPU. Sea como fuere nada pudo evitar el brutal impacto que la arrastró inerte por la pista. Sufrió fractura de cráneo y murió 4 días después en el Hospital Rural de Epsom sin llegar a recobrar el conocimiento. Fue enterrada como un ángel heroico del movimiento sufragista, aunque su acción no llegó a tener el impacto deseado en el gran público, más preocupado por la salud del caballo y del jockey, que la consideró una fanática enferma mental. El caballo apenas sufrió daño y el jockey Herbert Jones se recuperó de una conmoción cerebral suave. El entierro de Emily atrajo a una gran muchedumbre y fue enterrada en la iglesia de Saint Mary en Morpeth, Northumberland. En su lápida puede leerse el lema del WSPU: "Deeds, no words", "Hechos, no palabras".
En 1917, después de la gran contribución de las mujeres en la primera guerra mundial, la Cámara de los Comunes reconoció parcialmente el derecho al voto de las mujeres, concediéndolo a las mayores de 30 años con cierto nivel de renta y educación. En 1928 se logró el pleno derecho de voto para todas las mujeres de más de 21 años.
Este hecho que llevo a cabo Emily Davison puede verse ahora recreado en una película sobre sufragistas sacada recientemente donde se nos intenta hacernos ver algo sobre la lucha de las mujeres por conseguir el voto.
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